domingo, 9 de diciembre de 2012

Capítulo 3


Tras una mañana llena de risas bromas y recuerdos de viejos momentos, el hambre empieza a notarse. Las tres chicas se dirigen a la casa de Iria cuando a Nora le suena el teléfono, lo mira, no puede ser, justo ahora.  Se aparta de las demás, que charlan alegremente de una anécdota divertida.
-¿Sí?
Una voz masculina se oye al otro lado de la línea.
-Hola princesa, cuanto tiempo sin saber nada de ti. ¿Qué tal?
-Ah, hola- responde Nora, seca-. Estoy ocupada, ¿querías algo?
-No lo sabía, lo siento. ¿Podemos vernos?
-Te recuerdo que te pedí un tiempo para pensármelo todo mejor.
-Lo sé, y creo que ha pasado el tiempo suficiente. Pero no te estoy pidiendo nada importante, sólo quiero verte. ¿Puede ser mañana?
-Marcos, en serio, me agotas. Vale, mañana quedamos donde siempre a las 6.
-Perfecto. Ya no te entretengo más. Te quiero.
-Adiós.
La llamada finaliza y Nora sigue mirando el teléfono. No puede olvidar todo lo que pasó, pero tampoco puede olvidar lo que un día ese chico al que ahora intenta odiar, le hizo sentir. No sabe si el haber quedado con él es una buena idea, pero en el fondo tiene unas ganas enormes de verle y abrazarle. Aunque sabe que contendrá las ganas y no dejará de pensar en el daño que la ha hecho y en que hay que poner punto final.
Durante el trayecto de vuelta, Nora no ha sido la misma y sus dos amigas lo han notado. Alejandra ha intentado preguntarle el por qué de su nuevo estado de ánimo pero Iria le ha aconsejado que lo dejase estar. Iria no sabe qué es lo que le puede pasar a su amiga, pero lo intuye. Sabía que tarde o temprano volvería a recaer, pero esta vez no va a permitir que este tan mal como hace un mes.
Ya en el portal de Iria, Alejandra intercambia una mirada con Nora. Se conocen desde hace años, y no hace falta que hablen para entenderse. Nora le indica que no pasa nada, que todo está bien pero Alejandra, al igual que Iria, tiene una ligera idea de lo que a su amiga le ocurre y le da un abrazo.
Paqui las saluda alegremente. Alejandra y Nora son ya como de la familia. En realidad, las madres de las tres amigas se conocieron cuando sus hijas acudieron a su primer día de clase y tanto madres como hijas habían entablado una buena amistad. Eran como una gran familia.
-Hombre Paqui, que bien te veo querida. ¿Te has cortado el pelo?- dice Nora sonriente.
-Anda deja de hacerme la pelota que no por eso vas a tener doble ración de comida- bromea Paqui. Las cuatro ríen.-Venga chicas que seguro que tenéis un hambre terrible. La mesa ya está puesta- añade acompañándolas hasta el comedor.
Durante la comida todo vuelve a ser como antes. Risas y más risas. Se han olvidado del resto del mundo y han sido ellas mismas, alegres y locas, como debe ser.
El filete con patatas que había en el plato desaparece inmediatamente y por fin llega el postre. Su favorito, es una de las cosas que tienen en común: la gelatina de fresa.
-¡Carrera de gelatinas!- exclaman las tres a la vez y empiezan a absorber la gelatina sin ayuda de ningún cubierto. Del plato a la boca. Cuando estaba a punto de terminar, a Alejandra le entra la risa floja y se atraganta. Esto lo aprovecha Nora para terminar la primera, seguida de Iria que acaba un segundo después que ella.
-¡No vale!- grita Alejandra cuando deja de toser.
-Nunca hemos puesto reglas… ¡Aquí vale todo!- contesta Nora y hace la señal de la victoria con los dedos.
-Oye, que si no os ponéis de acuerdo yo estoy encantada de ser la ganadora. Ningún problema por mi parte- bromea Iria mientras quita la mesa. Las otras dos amigas la ayudan mientras siguen discutiendo quien ha ganado.
Iria y Nora se miran. Ha llegado el momento. Iria coge un pañuelo y le venda los ojos a Alejandra, que está confundida y no sabe lo que sus dos locas amigas quieren hacer.
-Y ahora querida viene lo mejor- le susurra Nora al oído.

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